La semana pasada algunos de vosotros recibisteis ciruelas amarillas que, según nos habéis dicho, estaban espectaculares. Tenemos que admitir que ya lo sabíamos, porque nos guardamos unas cuantas en la oficina y... duraron lo que un caramelo a la puerta de un colegio.
Hoy os contamos de dónde salieron y, sobre todo, quién está detrás 👇🏻
Joan lleva 25 años dedicándose al campo, pero no siempre fue así. Antes era ingeniero en Barcelona, y después de unos años muy duros, un 31 de diciembre de 1999 decidió que ya había tenido suficiente.
“Después de años pendiente del teléfono, de estrés, de asfalto... lo entregué todo: el teléfono, las llaves del coche, las del despacho…No sé si me sentía vacío o liberado, pero lo necesitaba”, nos cuenta.
Se fue a Balaguer (Lleida) y empezó prácticamente desde cero. Lo que tenía claro es que quería vivir diferente.
Al principio, los agricultores de la zona le daban mil consejos, sobre todo sabiendo que venía de la ciudad:
“Hazlo así”, “prueba esto”, “esto te irá mejor…”. Con los años vas aprendiendo. "Lo notas cuando esos consejos empiezan a desaparecer. Y piensas: “Vale, parece que ahora ya lo estoy haciendo bien.”, dice Joan
Aun así, hubo una frase que se le quedó grabada. Se la dijo un agricultor mayor: “La agricultura, la fruta, es como un libro: cada año, una página nueva.”
Y es así. Porque cada temporada, cada año, hay algo distinto. Joan lo resume fácil: hoy en día, el reto más grande no es el clima, ni los precios, ni las normas. Es aprender, adaptarse, probar sin perder lo esencial.
Después de tantos años, dice que ya no tiene la emoción de los comienzos. Pero hay algo que le sigue emocionando: la recogida. Ver cómo todo el esfuerzo de los últimos meses se convierte, al fin, en fruta. Literalmente.
Joan se sincera: muchas veces, cuando recoge para grandes cadenas, lo hace con hasta 15 días de antelación. “Claro, así pierde sabor, lo pierde todo. A veces hasta me da vergüenza.”
Hace un par de semanas tuvo que regalar unos melocotones porque tenían cicatrices en la piel. Aún no conocía TALKUAL, así que con su hermana hicieron difusión entre amigos, vecinos, conocidos... Y, para sorpresa de nadie, todo el mundo decía que eran los mejores melocotones que habían probado. Claro, "estaban en su punto justo”, asegura Joan.
Y fue ahí cuando alguien le habló de nosotros. Joan nos llamó porque tenía ciruelas que estaban buenísimas, en su punto, pero que no podía dar salida a los grandes almacenes por heridas en la piel. Estaba a punto de hacer lo mismo que con los melocotones: regalarlas y tirar aquello que quedara.
Pero no fue así, nuestra respuesta fue inmediata. Fuimos a visitarlo, nos contó su historia, y nos llevamos las ciruelas para meterlas en vuestras cajas lo antes posible. Bueno, algunas cayeron para el equipo por el camino... No nos juzguéis.😳
Y como muchos nos habéis dicho: son una delicia. (El equipo opina lo mismo😏)
Joan vivió muy de cerca la "revolta pagesa" del año pasado. Por fin, durante un tiempo, pareció que la gente entendía lo que hay detrás de un melocotón o una ciruela. Pero la indignación duró poco.
🗨️“Se nos olvida muy rápido. Luego ves cómo la gente se queja de que si la fruta es cara, que si es pequeña, que si no es perfecta... Nadie se pregunta por qué todas las manzanas del supermercado tienen el mismo tamaño, como si los árboles hicieran copy-paste.”
Joan lo tiene claro: “El consumidor tiene más poder del que cree. Todos comemos por los ojos. Pero valoro muchísimo a quien se para a pensar.”
Joan no duda al decirlo: “A los consumidores de TALKUAL les diría que están haciendo algo bueno. Que comen fruta y verdura muy buena. Y que pueden estar orgullosos de sí mismos.”
Nosotros también lo creemos. Por eso trabajamos con agricultores como él. Porque sabemos que cuando tú abres una de nuestras cajas, no solo estás comiendo mejor: estás apoyando a personas reales, con historias como la de Joan.
Ahora ya le conoces. Y esta semana, cuando te comas una nectarina —que también hemos rescatado de su campo—, quizá pienses en él. Y en esa página nueva que, como cada año, ya ha empezado a escribir.
¿Aún no tienes tu caja? Aprovecha ahora y recibe fruta de verdad, recién recolectada y con una historia detrás.