Los calçots son una especie de cebolla que se cultiva y se disfruta de manera especial en Cataluña, España. ¿Qué los hace tan especiales? Son como una mezcla entre una cebolla y un puerro, pero con un sabor más suave y dulce que te va a dejar queriendo más. Ah, y la forma de comerlos es toda una experiencia. ¿Quieres probarlos? Puedes pedir una caja de nuestros calçots aquí.
Los calçots se plantan como cebollas normales, pero luego se cubren con tierra a medida que crecen, lo que les da ese aspecto alargado y blanco en la base. Es un proceso interesante que da como resultado este manjar.
La mejor manera de disfrutar los calçots es asándolos a la parrilla o a la brasa. Los pones sobre el fuego caliente y los dejas allí hasta que la parte de afuera esté un poco quemadita. Sí, es todo un arte para que no se quemen demasiado, pero vale la pena el esfuerzo.
Ponte un babero, que viene la diversión. Después de asarlos, los envuelves en papel de periódico para que se mantengan calientes y terminen de cocinarse en su propio vapor. Luego, con las manos, quitas la capa quemada para revelar el interior suave y delicioso. Y aquí viene lo mejor: los mojas en una salsa llamada "salsa romesco", que está hecha con tomates, almendras, avellanas, pimientos, ajo, aceite de oliva y vinagre. ¡Es una explosión de sabores en cada bocado!
Todo depende del tiempo que haga cada año, su temporada coincide con el final del frío. Es difícil poner una fecha concreta, pero aproximadamente, desde finales de enero y hasta abril.
Ingredientes:
Pasos a seguir:
En resumen, los calçots son más que solo cebollas. Son una tradición culinaria arraigada en la cultura catalana y una experiencia que debes probar al menos una vez en la vida haciendo una calçotada con amigos o familiares. Así que la próxima vez que tengas la oportunidad de reunirte con amigos alrededor de una parrilla, no dudes en llevar algunos calçots y disfrutar de esta delicia juntos. ¡Que aproveche!