En nuestras visitas regulares al supermercado, probablemente hemos visto estantes repletos de frutas y verduras frescas, impecablemente organizadas, brillantes y con una forma increíblemente perfecta.
Detrás de esta aparente perfección prácticamente imposible en la naturaleza, hay un proceso constante de selección y descarte.
¿Alguna vez te has preguntado por qué se descarta una cantidad muy significativa de estos productos? ¡Te lo contamos!
La apariencia es uno de los factores más influyentes, ya que, la sociedad tiene unos estándares estéticos muy estrictos. Las frutas y verduras con manchas, abolladuras, formas irregulares o decoloraciones suelen ser descartadas porque no cumplen con las expectativas visuales de los consumidores como cicatrices o manchas.
Otro de los motivos puede ser que los productos que no tienen el tamaño y la forma esperada. Ya sea porque no cumplen con el estándar de tamaño o porque tiene una forma inusual como protuberancias o formas extrañas.
El exceso de inventario es otro desafío. En ocasiones, los agricultores plantan más producto del que pueden vender o bien los supermercados reciben más productos de los que pueden vender.
En estos casos, los productos se descartan por excedente, ya que sí se intentan vender se deteriorarían y se acabarían descartando de igual manera.
Las preferencias del consumidor influyen considerablemente. De hecho los descartes por estética se hacen porque la mayoría de los consumidores buscan un producto con unas características perfectas, ya que, si tienen algún defecto se considera de mala calidad y no se vende. Para los supermercados, comprar productos perfectos les asegura que solo los productos más bonitos serán consumidos por los clientes y no tendrán pérdidas.
El desperdicio alimentario es una realidad y reducirlo requiere esfuerzos coordinados a lo largo de toda la cadena de suministro, cambios en los hábitos de consumo, políticas públicas y prácticas comerciales.