Queremos dar visibilidad y ser un altavoz para aquellas organizaciones que trabajan a diario y luchan contra injusticias de la sociedad, es por eso que hoy compartimos la entrevista hecha a Laura Martos, de la organización Enraíza Derechos, en la que explica su misión y su trabajo para que todas las personas puedan disfrutar de sus derechos.
Enraíza Derechos trabaja desde hace más de 35 años por un mundo sin hambre y sin pobreza, sostenible y en igualdad, en el que todas las personas puedan disfrutar de sus derechos.
Tanto en España como en países de África y América Latina, trabajamos en la promoción de una alimentación justa y sostenible, el cuidado del medioambiente, el fomento de la igualdad de género y, de forma más amplia, el impulso de una Agenda 2030 que promueva las transformaciones que nuestro país y nuestro mundo necesitan.
Valores como la justicia, la coherencia, la transparencia, la calidad y la cercanía, caracterizan todas nuestras actuaciones. Trabajamos por un mundo en el que los derechos humanos y la justicia social, ambiental, económica, alimentaria y de género sean una realidad para todas las personas.
Enraíza Derechos siempre trabaja en procesos de largo plazo, con alianzas estratégicas y buscando dar la vuelta a los problemas desde su misma raíz, conociendo en profundidad sus causas estructurales para poder abordarlas.
En países como Mozambique, Senegal, Perú y Bolivia, trabajamos mano a mano con las organizaciones campesinas e instituciones públicas locales en programas de lucha contra el hambre y la desnutrición crónica infantil. También acompañamos a las mujeres de estos países, a través de sus organizaciones, en su camino hacia una vida libre de violencias y en la que puedan ejercer sus derechos económicos: es, decir, acceso a la titularidad de la tierra, al crédito y a los recursos productivos, así como de participación en los espacios de decisión y la vida pública.
En España nuestra principal línea de trabajo se orienta a la reducción del desperdicio de alimentos, una problemática con un enorme impacto ambiental y social, que contribuye a aumentar el hambre a nivel global. Así, desde hace más de una década, promovemos la implicación ciudadana (a través de la iniciativa yonodesperdicio.org) y de otros actores de la cadena alimentaria para poner freno al desperdicio alimentario, problemática de enormes consecuencias ambientales, sociales y económicas. A través de la investigación, la sensibilización y formación a ciudadanía, empresas y tomadores de decisión, promovemos la concienciación, el cambio de hábitos personales y la movilización colectiva para demandar políticas públicas y corporativas más sostenibles que contribuyan a disminuir este grave problema.
Acompañar a las empresas del sector alimentario para avanzar hacia la sostenibilidad de su modelo de negocio también está entre nuestras prioridades de actuación a través de la iniciativa AlimentaODS.
Acabamos de lanzar la campaña #STOPCrisisAlimentaria para denunciar que nos enfrentamos a la tercera crisis alimentaria mundial en 15 años. Demasiadas crisis en tan poco tiempo, no son casualidad. Hay múltiples causas pero una sola que las engloba: el sistema alimentario mundial no funciona. ¿Por qué?
Porque los sistemas alimentarios nacionales, sobre todo de los países empobrecidos, tienen una alta dependencia de la importación de alimentos básicos e insumos para la producción, como los fertilizantes; los mercados de cereales y alimentos básicos son poco transparentes y juegan a la especulación, provocando pobreza y hambre en la población más vulnerable; las consecuencias del cambio climático afectan más a los países empobrecidos y en riesgo de crisis alimentaria, siendo los que menos contribuyen a generarlo; y los conflictos son una de las principales causas del hambre, pero además, la invasión de Ucrania ha impactado en el mercado global de cereales, disparando su precio de manera exponencial.
Entre 2019 y 2021, debido a la pandemia, el número de personas hambrientas se incrementó en 150 millones, superando los 800 millones. Con la guerra en Ucrania y los fuertes efectos del cambio climático, 2022 será aún más dramático. Si no hacemos nada para remediarlo, volveremos a vivir de manera recurrente nuevas crisis alimentarias, que dejan indefensas a millones de personas.
A veces ante un problema tan grande como el hambre, nos paralizamos porque no sabemos qué hacer. Pero todos, desde nuestro ámbito podemos hacer algo:
Somos un equipo multidisciplinar formado por 14 personas, con dilatada experiencia en nuestras áreas de especialización. Además del equipo técnico, se unen a nosotras voluntarios/as, asociados/as, las organizaciones e instituciones con las que trabajamos en los países y las más de 88.000 personas que participan en los proyectos de Bolivia, Mozambique, Perú y Senegal.
También contamos con el apoyo de socios/as, empresas, fundaciones, administraciones públicas que confían en nuestros proyectos y los financian económicamente.
Por eso, Enraiza Derechos es más que una asociación. El trabajo en red forma parte de nuestra identidad. Colaboramos y tejemos alianzas con más de diez redes de ONG, en España y en los países donde trabajamos.