La alcachofa es un alimento que se oxida y envejece rápido. Vale la pena aprovecharla cuando esté tierna y verde, y ¡no esperar mucho tiempo! Realmente, puedes aprovechar todas sus partes y te lo contamos a continuación 🌱
La alcachofa está formada por miles de flores diminutas y se recolecta cuando aún no está madura para que se pueda consumir tierna, ya que madura muy rápido. Cuanto más tierna sea a la hora de comer, más partes podrás consumir directamente.
Las únicas partes que no se comen de una alcachofa són las hojas externas, pues son duras y fibrosas y la parte más seca del pedúnculo y alejada de la flor. Pero… ¡tranquilx! No vamos a tirar estas partes, ya que se pueden aprovechar para hacer caldos buenísimos. Al aprovechar estas partes, no tirarás nada de la alcachofa.
Además, nosotros recomendamos dos formas de conservar las alcachofas para que te duren el máximo tiempo posible:
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Guárdalas en la nevera hasta consumirlas.
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Pela la alcachofa, córtala y cuecela. Una vez lista, la puedes congelar. .
Os dejamos una manera fácil y rápida para preparar alcachofas:
- Pon una olla grande a hervir con agua abundante. Lava las alcachofas con agua. Añade 1 cdita de sal a la olla y, cuando hierva, echa las alcachofas (sin pelarlas o cortar ninguna parte).
- Cocina 8-10 mins, o hasta que puedas introducir un tenedor suavemente en la base de la alcachofa, que esté tierna.
- Retira las alcachofas del agua y ponlas en un bol grande con agua y hielo.
- Pela cada una, sacando capas de pètalos hasta que veas que la base tiene un color más clarito y está tierna y no fibrosa. Notarás que, a medida que vas sacando pétalos, a lo mejor también se va pelando el tallo - esto está perfecto, ya que el corazón del tallo también se come.
- Con un cuchillo de sierra, corta la parte superior de la alcachofa - ya tienes el corazón de la alcachofa.
- Ahora, puedes cortar el corazón en 2 o 4 trozos y sacar los pelitos de dentro si te molestan.
- Puedes comerlos tal como están o saltearlos con un poco de aceite y sal, o dejarlos en un tupper en la nevera o el congelador, una vez fríos.